jueves, 15 de octubre de 2009

A ti...


¿Café?

Muy mal trabajo el que estás haciendo, mi ego y tú ahora son uno en un lienzo. No habrá momento en el que piense en mi ego y al mismo tiempo piense en ti

¿Qué haré cuando ya no estés aquí? Esa pregunta suena en mi cabeza, pero ¿cómo hago? Has entrado ya en mi ser.

Difícil tarea será olvidarte, llegaste de la nada y dijiste la verdad.

Otra vez, no te tenía planeado, los mensajes no eran más que para unos certificados.

¿Ahora?

No puedo dejar de pensarte, entendiendo que capaz deba apartarte. Así debe ser, no puedes ser parte de mi plan. Tú allá, yo acá.

Mundos iguales, agendas ocupadas; caricias ignoradas, llamadas no contestadas. En fin, tú allá y yo acá. Como debería ser.

Pero… Te quiero, te quiero desde el primer momento de sinceridad.

Te quiero desde que me ignoraste aquella noche,

Te quiero desde que me hiciste especial.

¿Leerás esto?

Ocurre el mismo miedo de siempre, pero mi ego; mi bendito ego, capaz pueda más y me haga publicar.

¿Lo leerás? No lo sé,

¿Lo entenderás? Menos lo sé.

¿Qué sé? Que gracias a pensarte mi ego trabaja y baja, me pienso y me vuelvo a pensar. Me digo a mí misma: no te puedes equivocar. Pero…

¡Llegaste!


Y me dijiste que me tengo que equivocar. Mi ego tendrá que pasar a un lado del camino y ser guardado en la cajita donde la razón y el corazón le pondrán un candado.


Creo que…

¿Gracias?


Esto es lo que viene, una gracia más para decirte: Te quiero.


PD Final: No te asuntes, no salgas corriendo, ni estoy loca ni está el sr. ego hablando. Simplemente son palabras de media noche, después de comenzar a pensar.

lunes, 12 de octubre de 2009

¡Sopa de pescado para la cabeza!

¡No! No se trata de un cuento de resacas y borracheras. Se trata más bien de explicarle a los hombres de este siglo XXI cómo somos las mujeres de ahora.

¡No! Tampoco es una guía práctica para el amor, sólo son necias ganas de gritarle al mundo que yo, como buena Mafaldita, no me comporto como muchas de las niñas que sigue siendo "a lo Susanitas". Soy independiente, pero me encanta que me consientan. Ahora bien, eso no quiere decir que debes hablar o comportarte como un bebé: Hello! Eres grande, yo también ¡Habla bien! O, tendré que darte una sopa de pescado para la cabeza. Pero acuérdate: no puedes dejar de consentirme, y tampoco ser empalagoso. Tranquilo, no es tan complicado, es más fácil que descubrir la cura del cáncer.

A ver, otra cosa: sí amigo, sí puedes ser caballeroso, pero no al extremo. A nosotras, las mujeres del siglo XXI, sí las mafalditas, cosmopolitas nos gusta también pagar de vez en cuando – para algo trabajamos, ¿o no?-. Es decir, no se ofendan: abran la puerta de carro (no siempre), tomen la iniciativa, pero tampoco no se molesten cuando nosotras la tomemos también. Eso forma parte de nuestro ser en este bendito siglo.

Algo más, aunque a ustedes les encanten los tacones, por esos asuntos de las pornos y tal, a nosotras (hoy en día) no nos gustan tanto los tacones, no son tan prácticos. Lo mismo ocurre con las uñas larguísimas y las cabelleras por las cinturas. Sin embargo, seguimos siendo súper fememinas, súper sexys, seguimos siendo nosotras: mujeres. Súper Chic.

En fin amigo, no te preocupes tanto por cómo llegar a la cama, tampoco es que nos enrollemos demasiado por eso. Todo es asunto de hablar y tener las cosas claras como el agua. Total, somos mujeres del Siglo XXI. Pero al final del día no olvides que detrás de toda esa independencia, detrás de esas mujeres del Siglo XXI, aún somos frágiles, aún tenemos sentimientos, aún creemos (tontamente) en lo que nos dices. Recuerda también, que somos parte de tu costilla, que estamos y estaremos ahí para ti, a pesar de ser: la súper chica independiente del Siglo XXI. Acuérdate que la voz me tiembla y que se me acaban las conversaciones inteligentes cuando tengo que hablar contigo.

Que me cuesta dormirme pensando qué ponerme para verte al día, siguiente. Que pienso y pienso qué puedo decir que sea chistoso para que te rías y me sientas brillante. ¡Viva la independencia! ¿o no?


En fin, ¿Por qué no nos tomamos esa sopita juntos a ver si las cabezas se quedan dormidas y comienzan a hablar los corazones?